La inteligencia artificial es uno de los temas de investigación de más interés en el siglo XXI. Su estudio comenzó ya durante el siglo pasado, antes incluso de la invención de los ordenadores electrónicos. Los padres de la teoría de la computación, como Alan Turing, ya analizaron el problema de crear máquinas pensantes, y qué consecuencias tendría esto sobre la especie humana. Sin embargo, sólo recientemente se han podido desarrollar máquinas que resuelven problemas complejos de manera similar, o incluso mejor, que los humanos. Ejemplos son el jugar al ajedrez, conducir, o reconocer fotografías o mensajes de voz (ver mi post en MappingIgnorance sobre el Deep Learning). Finalmente, está en marcha el Human Brain Project, una investigación de 10 años y 1190 millones de euros que tiene como finalidad crear un modelo computacional exhaustivo del cerebro humano.
No cabe duda de que todos estos cambios tendrán un efecto importante en la sociedad. Eso ocurre con casi todas las investigaciones, pero en este caso es más radical aún. Tendremos que aprender a compartir el espacio público con coches sin conductor, que pueden incluso no tener pasajeros. Hay muchas tareas que ya no haremos más, ya que será más económico delegarlas en un ordenador. Profesiones como la de repartidor pueden llegar a desaparecer por completo, para ser sustituidos por drones.
Debido a este potencial impacto de la inteligencia artificial en nuestra forma de vida, la Universidad de Stanford ha decidido iniciar un estudio sobre el tema. Lo más llamativo es el plazo que se han marcado para realizarlo, cien años. Durante este tiempo tienen previsto analizar como afecta la inteligencia artificial a temas como la seguridad nacional, la psicología, la ética, la legislación y la democracia. La idea del proyecto la tuvo Eric Horvitz, investigador de Microsoft. El director del proyecto, al menos por un tiempo, será Rus Altman, profesor de bioingeniería e inteligencia artificial.
Además de Horvitz y Altman, el comité del proyecto estará formado por
- Barbara Grosz, de Harvard y experta en sistemas colaborativos multi-agente.
- Deirdre K. Mulligan, abogada y profesora de tecnologías de la información en Berkley. Estudia los impactos tecnológicos en la privacidad y la democracia.
- Yoav Shoham, profesor de ciencias computacionales de Stanford.
- Tom Mitchell, profesor de inteligencia artificial de la E. Fredkin University. Su trabajo actual se centra en conseguir que ordenadores extraigan información de la web.
- Alan Mackworth, profesor de ciencias computacionales de la Universidad de Columbia. Construyí el primer robot capaz de jugar al fútbol.
Evidentemente, el comité deberá renovarse varias veces a lo largo del proyecto, ya que cien años no podrán estar los mismos. El proyecto comenzará gracias a una donación del padre de la criatura Eric Horvitz y su mujer. Indudablemente, si el proyecto quiere sobrevivir deberá buscar también fuentes externas y financiación de la propia universidad.
Es sin duda un proyecto interesante. Es evidente que las cosas cambian, y que no se puede diseñar ahora un proyecto científico a cien años y esperar que no cambie. En el caso de que realmente dure lo que tienen planeado deberá reformularse muchas veces. Por otra parte, el mero hecho de que la universidad lo plantee muestra un compromiso de mantener esta línea durante años. Habrá que ver si llega a cien, pero por ahora al menos hay interés.
Fuente: News Stanford.
Hola Daniel, bastante interesante el artículo. Justamente ayer estaba viendo este proyecto similar http://futureoflife.org/home, aunque no creo que dure 100 años!! jaja
ResponderEliminarSin embargo, me sorprende que se investigue tanto sobre las posibles consecuencias de la IA antes que en desarrollar IA, supongo que vienen de la mano. Aún queda mucho por tener un algoritmo inteligente como los que vemos en IronMan o Big Hero 6. Saludos!