Una de las cosas más bonitas de ser físico, o científico en general, es que puedes entender muchos fenómenos cotidianos. Aunque mi campo, la física cuántica, estudia fenómenos que sólo se dan bajo ciertas circunstancias muy concretas, otros campos son más dados a explicar cuestiones del día a día.
Desde mucho antes de ser científico ya disfrutaba observando lo cotidiano y tratando de explicar todo tipo de cuestiones. La forma de las nubes, las corrientes de un río, la estructura de un vidrio... Muchas eran las cosas que me llamaban la atención, y que me hicieron coger fama de despistado y distraido (fama totalmente infundada, por otro lado).
¿Pero realmente alguien puede pedir una sopa de miso en un restaurante coreano, observar un fenómeno cómo este y no quedarse anonadado?