lunes, 6 de agosto de 2012

¿Existe el Libre Albedrío?

Anteriormente ya hemos discutido en este blog sobre el determinismo e indeterminismo. Resumiendo el post anterior, existe dos tipos de teorías científicas, las deterministas y las indeterministas. En las primeras si conoces el estado de un sistema en un momento dado podrás saber como evoluciona en el futuro, sin ninguna falta de información. En las segundas teorías, como la física cuántica en concreto, afirman que si conoces un sistema a la perfección en un determinado momento a lo más que puedes aspirar es a predecir las probabilidades de los resultados de futuros experimentos.

Todo esto se puede visualizar mediante la metáfora del Demonio de Laplace. Este curioso individuo es un ser que conoce a la perfección todas las propiedades de todas las partículas del universo, entonces si el mundo fuera determinista el demonio podría saber todo lo que va a ocurrir sin ningún problema. Como parece ser que el mundo no es del todo determinista, sino que tiene una parte indeterminada que ocurre principalmente en el mundo microscópico, el demonio no podrá saberlo todo con certeza y en algunos casos se tendrá que resignar a calcular las probabilidades de lo que vaya a ocurrir.

En este post vamos a hablar de un tema derivado del anterior, pero con muchas consecuencias morales, filosóficas y religiosas. Si el cerebro humano es un sistema físico, que es evidente que lo es, ¿es determinista o indeterminista? Sea cual sea la respuesta, ¿qué ocurre con el libre albedrío? ¿Es real o una mera ilusión?

El concepto de la conciencia y el libre albedrío 

Definir términos como la conciencia o el libre albedrío no es en absoluto sencillo. Por otro lado, si no creemos en cuestiones paranormales como el alma, o el espíritu, está claro cual es el entorno físico que nos interesa, el cerebro. No hay mucha gente que dude que en el cerebro se origina todo lo relacionado con el comportamiento, a personalidad, los sentimientos o el raciocinio.


Un caso muy ilustrador acerca de este fenómeno fue el caso de Phineas Gage, maquinista ferroviario del siglo XIX. Este buen hombre sufrió un accidente mediante el cual una barra de hierro de unos 6 kilogramos le atravesó la cabeza, entrando por el cráneo y saliéndole por la mejilla. En contra de lo probable logró sobrevivir tras ser tratado por el doctor Harlow, un médico de su zona. Después del accidente logró recuperarse físicamente por completo y recibió el alta dos meses después. Sin embargo su carácter cambió irreversiblemente. Aunque podía  hablar y actuar con normalidad, se volvió irascible, irregular, irreverente y obstinado. Fue el primer caso registrado de cambio en la personalidad por daños físicos en el cerebro, evidentemente hoy en día hay muchos más. Es evidente que la personalidad, la capacidad de raciocinio y de decisión, en caso de que la tengamos, no puede residir en otra parte más que en el cerebro.

Aparte de la personalidad, está la cuestión de la capacidad de decisión, o libre albedrío. Evidentemente debe residir en el cerebro, como el resto del comportamiento, aunque no es nada fácil de definir. Es evidente que al ser el cerebro un sistema físico debe seguir las leyes físicas. Entonces es difícil de imaginar que exista algo como la "libertad de decisión", ya que el cerebro hará lo que venga determinado por su entorno, y nada más. Es evidente que si las leyes físicas están determinadas, y no hay nada "externo" que controle nuestro comportamiento, este sólo puede estar controlado por esas leyes.  Por otro lado, ¿significa eso que es totalmente predecible? ¿Podremos algún día saber cómo se va a comportar la gente, o nosotros mismos sin lugar a dudas? Sobre esto vamos a discutir ahora.

Así pues es el cerebro el que debemos averiguar como se comporta. Para ello existe una rama científica que está últimamente haciendo descubrimientos asombrosos, la neurociencia. Sin embargo aquí no vamos a entrar en demasiado detalle sobre el funcionamiento del cerebro, sólo rasgos generales. Posts más detallados pueden escribirlos expertos en el tema, como mi amigo Jorge Mejías que está invitado a publicar por aquí cuando quiera. 

Teorías deterministas del cerebro 

Actualmente el mayor consenso científico viene a defender que el cerebro se puede describir mediante teorías deterministas, siendo por lo tanto un sistema determinista. Es evidente que al estar formado el cerebro por átomos y moléculas, que son sistemas que siguen las leyes de la física cuántica, sin embargo al estar formada una neurona por muchos átomos todos los efectos cuánticos son promediados, dando lugar a un fenómeno determinista. Así pues se dice que no hay efectos puramente cuánticos en el cerebro. Así pues casi todas las teorías actuales sobre el funcionamiento del cerebro son teorías deterministas. Un ejemplo es el modelo neuronal de Hopfield, que fue pionero en la descripción del cerebro mediante modelos físicos. Este modelo es muy simple y determinista (aunque se pueden usar métodos aleatorios para simularlo, pero eso es sólo un tecnicismo) y aún así sirve para realizar reconocimiento de patrones. 

¿Qué quiere decir esto de ser correcto?  Pues que el cerebro es una máquina determinista, complicada e imposible de predecir por el momento, pero determinista al fin y al cabo. Entonces el Demonio de Laplace podrá incluirnos en su descripción del mundo y predecir sin problemas a que número de la lotería jugaremos, o si dejaremos nuestro trabajo o no, etc. ¡¡Sabrá mejor lo que haremos que nosotros mismos!!

Así pues, el libre albedrío e incluso la consciencia en si no son fenómenos reales. Creemos que tomamos decisiones, que vamos a hacer la compra cuando queremos, que pensamos en tal o cual cosa, que trabajamos o procastinamos porque lo decidimos así. Sin embargo, si lo que vamos a hacer o dejar de hacer ya está escrito, si no hay otra opción, ¿cómo podemos considerarnos libres?


Aquí Morfeo ofreciendo a Neo la elección entre una gominola azul o una roja, sin saber que Neo no tiene capacidad para decidir nada. 

Aunque la neurociencia es bastante joven el determinismo es conocido desde hace ya mucho, por lo que ha habido muchos filósofos que han defendido la falta de libre albedrío, como Spinoza o Schopenhauer.

Teoría no determinista del cerebro  

Como ya dijimos en el anterior post al Demonio de Laplace sólo se le puede engañar de una manera, mediante la física cuántica, y hablar de física cuántica y del cerebro nos lleva irremediablemente a Roger Penrose. Según este las teorías clásicas no son suficiente para explicar la complejidad del comportamiento humano y la conciencia, así que la explicación debe venir de efectos cuánticos no triviales como la coherencia o el entrelazamiento.

Como bien es sabido los efectos cuánticos se dan sólo en sistemas pequeños, relativamente bien aislados del entorno. Así pues Penrose, al estar convencidos de que deben jugar un papel importante en el pensamiento se puso a analizar en que partes del cerebro podría sobrevivir un efecto cuántico tiempo suficiente como para jugar un papel relevante. El único candidato que encontró fueron los microtúbulos.




Básicamente los microtúbulos tiene unos 25 micrómetros por unos 25 nanómetros de diámetro. Aunque a priori parecerían suficientemente pequeños para albergar efectos cuánticos también es cierto que están en un entorno a temperatura ambiente y con una fuerte interacción. Hasta la fecha ningún efecto cuántico se ha podido detectar en estos sistemas. Por el momento la hipótesis de Penrose está fuertemente rechazada en la comunidad científica, aunque siempre hay que dejar la puerta abierta a que un nuevo resultado experimental cambie el paradigma.

En cualquier caso, con o sin Penrose, ¿qué pasaría si hubiera efectos cuánticos no triviales en el cerebro? Pues como ya hemos dicho antes el Demonio de Laplace no podría predecir que vamos a hacer. Los seres humanos (y otros animales) seríamos impredecibles por naturaleza. Sin embargo, tampoco está muy claro que eso signifique que seamos "libres". Se podría decir que tenemos un dado interior que ante ciertas situaciones nos hace tomar una u otra opción. También es cierto que si no creemos en cuestiones paranormales, como una consciencia independiente del resto del universo, esto es lo más a lo que podemos aspirar.

 Implicaciones filosóficas

Evidentemente este es un tema con muchas implicaciones filosóficas que ha sido analizado por mucha gente a lo largo de muchos años. La cuestión principal es: Si nuestros actos están ya determinados, ¿somos responsables? Evidentemente no, pero tampoco me sirve de mucha ayuda si están determinados por el azar, a fin de cuentas no decido yo que va a pasar. ¿Qué sentido tiene entonces el concepto de responsabilidad? Bueno, pues eso lo dejo a cada uno que lo decida. Yo, personalmente, pienso que el concepto de responsabilidad es necesario para poder vivir en sociedad y por eso se desarrolló. En cualquier caso si no somos libres tampoco podemos cambiarlo, así que se quedará como está.

El concepto de Libre Albedrío también es muy importante en temas religiosos, pero ahí ya nos salimos de las premisas de este análisis, que incluían que no había ningún efecto paranormal. Si existe un alma o espíritu, o de alguna manera nuestra conciencia es capaz de sobrevivir a la muerte física del cerebro, cosa ya de por si difícil de creer como expliqué en el post sobre la Ciencia y Dios, pues ya nos podemos creer cualquier cosa. Si la conciencia no cumple las leyes naturales es bastante inútil perder el tiempo analizándola, porque no tenemos ninguna herramienta para saber sobre ella.