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sábado, 5 de marzo de 2016
Micro clase: La ecuación de los gases perfectos
Hace dos años realicé un curso de profesorado, y parte de la evaluación fue dar una microclase de diez minutos. El tema era a elegir, y yo decidí darla sobre la ecuación de los gases perfectos.
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lunes, 25 de enero de 2016
Por una pedagogía científica y basada en la evidencia
En los últimos años he podido complementar mi trabajo de científico con el de profesor, como suele ser habitual. Tuve la suerte también de poder realizar un curso de docencia universitaria muy bueno, el MIT Teaching Certificate Program, donde aprendí muchas cuestiones que aún no sabía sobre aprendizaje activo, nuevas tecnologías en la enseñanza y pedagogía. Desde entonces he escrito por aquí cuestiones sobre pedagogía como el post sobre las evaluaciones del profesorado y el de los exámenes. Creo que está claro que para mí relación entre la ciencia y la enseñanza es bidireccional. Por un lado la didáctica y la pedagogía me ayudan a enseñar mejor. Por otro lado defiendo que los profesores debemos dejar de guiarnos por nuestros instintos o nuestra experiencia para guiarnos por conocimiento sobre el tema que se haya obtenido de la manera más científica posible.
Tristemente, encuentro en una gran parte del profesorado de ciencias una gran oposición al uso de la ciencia en la enseñanza. La misma gente que hace un análisis crítico de los sistemas de salud, por ejemplo, luego utilizan los mismas falacias para defender desfasados sistemas de docencia. "A mí me funciona...", "mi experiencia dice que...", "esto ha funcionado siempre..." son argumentos que todo el mundo coincide en que no se pueden usar en medicina, pero que algunos utilizan con la misma falta de rigor en pedagogía. Esto no es un tema baladí. Como bien se explica en esta interesante entrada, El peor enemigo de los buenos profesores son sus propios compañeros, muchas veces los intentos de cambiar técnicas de enseñanza por otras demostradas mejores se frustran por la oposición de los propios docentes. Me parece algo muy grave, pero sobre todo me parece incoherente en el caso de que los docentes también sean científicos.
viernes, 27 de marzo de 2015
Las clases magistrales y el aprendizaje activo
Siguiendo con mis posts sobre educación, y sobre todo educación universitaria, vamos a ver un tema que no deja de sorprenderme. Cuando era estudiante tenía mucha tendencia a perder el hilo de lo que me estaban contando. El modelo de enseñanza en el instituto y la universidad era el mismo, un profesor o profesora impartía la clase mientras nosotros tomábamos apuntes. La cosa era peor incluso cuando la clase se daba con PowerPoint [1] cuando casi todos caíamos rendidos en los primeros 10 minutos de clase. Al final, asistir a clase o no era bastante opcional, porque la principal fuente de información eran los apuntes que se estudiaba uno en casa. No era algo del todo malo, porque a fin de cuentas los científicos tenemos que desarrollar una cierta autonomía, pero siempre me pregunté para qué estaban las clases.
Recientemente, he aprendido un poco sobre el tema, y sobre lo que es el "aprendizaje activo". Incluso he descubierto que lo que ocurre en las clases con PowerPoint es muy común y tiene un nombre, Muerte por PowerPoint, y que hay muchas estrategias para evitarlo (incluyendo no usar PowerPoint, claro).
jueves, 2 de octubre de 2014
Buenos profesores malas calificaciones
La evaluación del profesorado es, y siempre ha sido, muy complicada. Esto lleva a cuestiones absurdas, como el hecho de que para acreditarte como profesor universitario la investigación te la evalúan por su calidad, mientras que la docencia se evalúa "al peso". Sin embargo, por muy absurdo que sea es un problema difícil de resolver, porque no sabemos bien cómo evaluar a un profesor* de una manera objetiva y fiable.
Una medida cada día más en boga es la evaluación por parte de los alumnos. Esto ya existía cuando yo hice la carrera, allá por el pleistoceno, pero que yo sepa era y sigue siendo algo totalmente consultivo en España. En otros países y otras universidades, como las estadounidenses, sí se suele usar más para evaluar al profesorado. Sin duda, es un método objetivo, en cuanto a que se obtiene una nota numérica difícil de trampear por parte del profesor, y con un par de años ya se tiene una buena estadística, pero la pregunta es ¿es indicativo de una buena enseñanza?
Pues aparentemente no lo es, o al menos eso afirma una reciente publicación en la revista Economics of Education Review. El artículo en cuestión se titula Evaluating students' evaluations of professors, y es una colaboración de profesores de economía italianos y suizos.
jueves, 24 de julio de 2014
Por una evaluación universitaria sin exámenes
Hay cuestiones que nunca dejarán de sorprenderme. Una de ellas es como algunos científicos tienden a estar continuamente resaltando los descubrimientos de su campo, e incluso descalificando a aquellos que no los conocen, mientras ignoran totalmente cuestiones que vienen de otras áreas del conocimiento. Más curioso me resulta cuando estas otras cuestiones afectan directamente a su ámbito profesional, como es el caso de la pedagogía. ¿Cómo es posible que muchos profesores universitarios de ciencia sigan utilizando métodos de enseñanza que se han demostrado totalmente ineficientes? Yo recuerdo incluso a un profesor que dijo en un consejo de departamento que los problemas en la enseñanza de la ciencia vienen del momento en que los pedagogos metieron las narices en la universidad. Evidentemente, era un profesor horrible.
lunes, 28 de enero de 2013
Técnicas Montecarlo, la estadística empírica
La estadística es una rama de las matemáticas, evidentemente, que están consideradas como las ciencias puras o exactas, en contraposición de las ciencias empíricas. También es una de las materias que más suele costar comprender, sobre todo en la educación secundaria. ¿Pero realmente está clara esa diferencia entre ciencias puras y ciencias empíricas? Las ciencias empíricas, como la física, basan su conocimiento en los experimentos, si una teoría parece lógica pero no se ve refrendada experimentalmente toca buscarse otra. ¿Y en las matemáticas y la estadística? ¿No se pueden hacer experimentos?
A día de hoy sí que se puede, y esto viene muy bien a la hora de comprender los conceptos, especialmente en las ramas de estadística y probabilidad. La diferencia es que al ser la matemática una ciencia exacta, siempre se cumple lo que predice, pero igualmente estos experimentos son útiles, porque nos permiten calcular cosas que no sabríamos de otra manera. Vamos a verlo primero con un ejemplo muy típico.
miércoles, 20 de julio de 2011
¿Los jóvenes universitarios no tienen cultura?
Recientemente vi en menéame un artículo de ABC titulado: "Sorprende elevado número de universitarios que no sabe la capital de Portugal". En este se analiza un estudio realizado por unos psicólogos de la Universidad de Oviedo y publicado en la Revista de Investigación y Divulgación en Psicología y Logopedia, de la Universidad de la Laguna. El artículo original se titula CULTURA GENERAL EN ESTUDIANTES DE PRIMER CURSO DE ENSEÑANZAS UNIVERSITARIAS
Crítica al artículo de ABC
El artículo de ABC tiene un fallo principal, el titular. Menciona lo escandaloso de que los jóvenes no sepan la capital del país vecino, pero curiosamente ni en la noticia ni en el estudio se menciona cuantos jóvenes saben o no la respuesta a esa pregunta. Imagino que la han seleccionado por ser la más llamativa, pero mientras no se indique lo contrario puede ser que precisamente esa pregunta tenga un 100% de aciertos y los malos resultados se deban a las demás. Podrían poner un titular menos sensacionalista.
Crítica al artículo original
El artículo original si bien trata una temática interesante, es bastante mejorable. Para evaluar el nivel cultural y comprobar si los resultados del informe PISA se reflejan en el nivel de los alumnos de primeros años de carrera utilizan un cuestionario [1]. Este cuestionario tiene 30 respuestas de actualidad, lengua, literatura, geografía, historia y filosofía. Se pasó el cuestionario en tres universidades españolas, Oviedo, La Laguna y Granada. Los problemas del análisis son los siguientes:
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