Cuando estaba en el colegio, allá en los años ochenta, un
buen amigo me entregó una lista. En ella se encontraban clasificados los
colorantes y conservantes en función de su peligrosidad. Los había "poco
cancerígenos", "cancerígenos" a secas y "muy cancerígenos".
Por supuesto, yo no tenía ni idea de que significaban los códigos
"E-número" que clasificaban estos compuestos, pero bastaba con mirar
los ingredientes de cada alimento y compararlo con la lista para saber si
estabas en peligro de muerte. Estaba firmada por algún organismo que no
recuerdo, pero que le daba un aire serio.
Esa lista fue el primer acercamiento que tuve al
esceptiscismo, o al menos el primero del que tengo memoria. En aquella época mi
padre fumaba y, por difícil que resulte de creer actualmente, yo a veces le
compraba el tabaco en el quiosco. Recuerdo como en la cajetilla venía un
aséptico mensaje, muy alejado de los "fumar mata" o de las
fotografías de hoy en día. Ese simplemente decía: "Las autoridades
sanitarias advierten de que fumar perjudica seriamente la salud". Las
autoridades sanitarias se preocupaban mucho por el tabaco, pero al parecer no
habían recibido la dichosa lista de alimentos cancerígenos. ¿Por qué advertían
del peligro del tabaco y no del conservante E-303 que era "muy
cancerígeno"? También me surgieron muchas otras dudas. ¿Cuál era la
diferencia exacta entre algo "cancerigeno" y algo "muy
cancerígeno"? ¿Quién había preparado la lista? ¿Por qué no simplemente
prohibían esos compuestos? ¿Cómo es que algo tan importante me había llegado
por un compañero del colegio en lugar de salir por la tele? Mis padres
compartían estas dudas y por eso la lista duró en la nevera de mi casa
aproximadamente una semana. En la nevera de mi amigo creo que duró algo más,
unos diez días. Nunca llegamos a saber de donde provenía, ni cómo era de
fiable. Tampoco nos atacó el cáncer a pesar de ignorar las advertencias.
Durante toda mi niñez recibí mensajes similares. Las
calcomanías que te daban con el bollycao (ahora llamados tatoos) podían tener cocaína. Nadie me explicó que ganaba nadie
drogando a niños aleatorios, ni porqué no ponían la cocaína directamente en el
bollycao.
Las líneas de alta tensión también causaban cáncer. Sobre
este tema en concreto recuerdo la película Su Distinguida Señoría. En esta familiar comedia el estafador de medio pelo Thomas
Jefferson Johnson, (Eddie Murphy) consigue ser elegido congresista. Después de
varias situaciones cómicas su buen corazón le indica que debe iniciar una
cruzada contra las líneas de alta tensión. Así el pícaro se vuelve héroe y
sacrifica su carrera por el bien de los demás. Casi veinticinco años después no
hay ninguna evidencia sobre el carácter carcinógeno de los campos
electromagnéticos no inonizantes, como los de las líneas de alta tensión o los
móviles. Es posible que el pobre Congresista Johnson se sacrificara por una
causa vacía.
También se escuchaba en los ochenta que la Cocacola light era
aún peor que la normal, a pesar de no engordar, y que el Avecrem tenía unos
efectos horribles que nadie se atrevía a describir. Todos estos mensajes tenían
un nexo en común, nadie me explicó nunca de donde provenían. No sabía si habían
hecho experimentos con ratones, o si venían de encuestas, o si alguien
meditando alcanzó la iluminación y esta contenía información sobre el
glucamato.
Para empeorarlo todo, eran los ochenta. Los menores de
treinta años no lo entenderán, pero en aquella época muy difícil encontrar
información sobre cualquier tema. La principal fuente de sabiduría en las casas
(después de los padres) eran las enciclopedias, y ahí no decía nada de la
toxicidad de los conservantes, la Cocacola o el Avecrem.
Con la llegada de los ordenadores e Internet todo cambió. Al
principio seguíamos dependiendo de las enciclopedias tradicionales, pero al
menos venían en un cómodo CD. La existencia de páginas web especialidadas era
aún escasa. La principal diferencia era que ya nadie nos daba una lista. Te las
mandaban por email. Era mucho más eficiente. En un instante podías recibir
fotos de los cánceres que había provocado tal o cual compuesto. Recuerdo un
email en particular que me envió una amiga. En él se afirmaba que un cierto tipo de cáncer de
pecho había sido confundido con un herpes, por lo que si tu médico te decía que
tenías un herpes no le hicieras mucho caso. En este caso tampoco venía el
origen de la información, así que no puedo opinar sobre su veracidad.
Ya entrado el siglo XXI todo ha cambiado. Ahora sí que hay
información abundante sobre cualquier tema que nos preocupe. La antigua
Microsoft Encarta ha sido sustituida por la moderna Wikipedia. Ahí la
información es revisada y actualizada con frecuencia, y contiene casi de todo. El
conocimiento humano se encuentra a un click de distancia. Sin embargo, yo debo de
ser un tipo pesimista, porque no creo que este cambio haya realmente mejorado
nuestro conocimiento sobre ciertos temas. El problema es que si antes no había
información, ahora hay demasiada. Basta con buscar algo en internet para
encontrar una afirmación y la afirmación contraria en cuestión de segundos.
Como el lector (o lectora) de estas líneas es sin duda una
persona letrada se puede ver tentado a pensar que no hay problema ninguno.
Existe exceso de información, de eso no cabe duda, pero es fácilmente
resoluble simplemente con elegir bien qué te crees. Si es eso lo te propongo
un pequeño ejercicio: Piensa en la respuesta a las siguientes preguntas (Por
supuesto puedes consultar las fuentes que quieras, esto no es ningún examen).
- ¿Causan cáncer los móviles, el wifi, los alimentos transgénicos o la sacarina?
- ¿Es sano el vino con moderación?
- ¿Dice la física cuántica que creamos nuestra propia realidad o que nuestros pensamientos se pueden hace realidad?
- ¿El denominado "Método Estivill" afecta negativamente a los niños?
- ¿Son disciplinas como la homeopatía, la acupuntura o el reiki terapias que han demostrado su utilidad?
- ¿La Cocacola puede quitar el óxido de un tornillo o corroer
la carne?
- ¿Es más sana la mantequilla o la margarina?
Pues ahora intenta evaluar lo seguro que estás de
haber encontrado la respuesta adecuada. Si buceamos en internet encontraremos
sin duda información contradictoria sobre cada uno de estos temas. Por ejemplo,
empecemos con el tema de los teléfonos móviles. Ahí encontramos una noticia en
El Mundo que nos debe alarmar:
La OMS reconoce una posible relación entre los móviles y algunos tipos de cáncer. Bueno, la relación es sólo
posible, pero da un poco de miedo, ¿no? Por otro lado, si vamos a la fuente, la
Organización Mundial de la Salud podemos ver un informe más reciente que afirma
que "Hasta la fecha no se ha confirmado que el uso del teléfono móvil tenga efectos perjudiciales para la salud". Bueno, quizás sea una
cuestión de tiempo, ya que la noticia de El Mundo es de 2011 y el informe de la
OMS es de 2014. Veamos otro tema candente, ¿es bueno el vino con moderación?
Pues si hacemos caso a la aseguradora Mapfre y su especialista en medicina
intensiva, la Doctora Eva Ormaechea, deberíamos pensar que así es (Beneficios del vino en la dieta). Pero no
descorchéis la botella todavía. Si en consultamos al periódico La Vanguardia
veremos que las cosas no están tan claras, "Un estudio siembra dudas sobre los beneficios del vino tinto".
Peor panorama nos encontramos en 20 Minutos, donde el nutricionista Juan
Revenga afirma que "no hay cantidad de alcohol, por pequeña que sea esta, que sea más beneficiosa que no beber alcohol". Sobre el resto de temas
puedes probar tú mismo. Te garantizo que encontraras todo tipo de afirmaciones.
Parece que tener una opinión formada es ahora más difícil que nunca.
Espero
que no nos confundamos. Esto no es un alegato anti-Internet. Si ahora tenemos
al menos la oportunidad de saber como son las cosas es porque hemos avanzado
mucho desde los 80. El problema, como ya hemos dicho, es el exceso de
información. Se suele decir que lo mejor que tiene Internet es que cada uno
puede decir lo que le venga en gana. El problema es que lo peor que tiene
Internet es precisamente la misma cosa, que cada uno puede decir lo que le
viene en gana. No hay un filtro. Salvo contadas excepciones todo se puede
publicar en Internet.
¿Y
qué podemos hacer entonces? ¿Estamos condenados al relativismo o la muerte por
sobredosis de información? La solución es fácil de formular, pero difícil de
aplicar. Tenemos que tener un espíritu crítico, y tenemos que aprender a
filtrar la información que recibimos. Como ya he dicho, esto se dice fácil,
pero es una tarea que requiere esfuerzo y estudio. Como no podemos ser expertos
en todo al final tendremos que delegar parte de la labor en otros. Lo
importante es que sepamos en quienes y qué hay que exigirles.
Sobre
todo esto hay infinidad de opiniones, y como digo al final se trata de una
tarea ardua. Lo más que puedo hacer es daros un par de consejos personales:
1. La ciencia es un método.
Un error muy común es pensar que "la Ciencia" es un conjunto de
conocimientos que te crees o no te crees. Es incorrecto, la ciencia es el mejor
método que tenemos para obtener conocimiento sobre el mundo que nos rodea.
Punto. Aprende cómo funciona el método científico, qué son las hipótesis, que
es una teoría y una ley, que significa
el término "falsable", etc. Cuanto más domines el método más difícil
es que te engañen.
2. El conocimiento científico está bajo revisión continua.
Por
eso hay que huir de noticias del tipo "un estudio prueba que X". Los
estudios por si solos no demuestran nada, hay que repetirlos muchas veces y aún
así sus conclusiones son aceptadas sólo hasta que aparezca nueva evidencia.
3. Pero eso no quiere decir que haya que creerse cualquier cosa.
Pero eso no quiere
decir que haya que creerse cualquier cosa. Que
el conocimiento científico esté en continua revisión no valida argumentos del
tipo "ya se demostrará". Si algo contradice la evidencia actual es
extremadamente improbable que sea cierto. Si lo es habrá que explicar también
por qué no se pudo demostrar anteriormente.
Pongamos
un ejemplo un poco espinoso. Todos los metaestudios actuales indican que la
homeopatía no cura más allá que el efecto placebo. Esto significa que un
medicamento homeopático tiene el mismo efecto que un lacasito, siempre que el
enfermo piense que es medicina. Como todo conocimiento científico esto está
bajo revisión, y puede llegar en el futuro un estudio que indique lo contrario.
Ahora bien, si esto pasara habría que explicar también por qué todos los
estudios anteriores fallaron.
4. La evidencia es nuestra guía.
Si
alguien afirma que X provoca cáncer hay que pedirle sus estudios. Una vez los
tengamos hay que analizarlos. ¿Son estudios serios? ¿Tienen una muestra
suficientemente grande? ¿Se han realizado en personas o en animales? ¿Se han
realizado realmente?
5. Experimentos, experimentos, experimentos.
En
internet se pueden encontrar vídeos de pseudocientíficos que te explican su
pseudociencia con una capacidad de síntesis que asombra. Ahora bien, la
retórica no hace un argumento cierto. ¿Qué piensas que los sentimientos
provocan cáncer? Haz experimentos y pruébalo. ¿Afirmas que puedes conseguir que
te toque la lotería pensando positivamente? Haz que te toque varias veces
seguidas y seguimos hablando. La base de la ciencia es la experimentación desde
Galileo, no lo echemos a perder ahora. Los
expertos suelen dominar sus campos mucho mejor que el resto de la humanidad. De
eso no cabe duda. Por eso hacerles caso suele ser una muy buena idea. Como dijo
Bertrand Russel en La Perspectiva Científica (1931) "..., la vida tiene
que ser vivida, y no hay tiempo para demostrar racionalmente todas las
creencias por las que nuestra conducta se regula". Por otra parte, incluso
los expertos están sujetos al error, por lo que es sano exigir evidencia si el
tema os es de particular interés.
Os
dejo con un ejemplo real. Recientemente discutí con amigos y familiares si la
Luna llena afecta a los partos. No hace falta que diga que el embarazo, y el
parto, está rodeado de supersticiones y "remedios de abuela", pero
encontré este especialmente persistente. Como me dio curiosidad lo investigué
un poco. Me encontré que muchos ginecólogos y matronas así lo afirman, y esto
para muchos es suficiente evidencia. Sin embargo, otros expertos me dijeron lo
contrario. De aquellos que afirmaban el efecto lunar ninguno consiguió darme los
datos que así lo demuestren. Por mi parte, encontré algunos estudios al
respecto y estos mostraban todos que no se apreciaba un aumento estadístico en
el número de nacimientos en función de las fases lunares.
Me
gusta este ejemplo porque refleja varias de las cuestiones que hemos
mencionado. Primero, los expertos están divididos, lo que muestra que algunos
al menos se dejan llevar por información errónea.
Este
ejemplo también sirve para ejemplarizar sobre la constante revisión de nuestras
creencias. La evidencia que obtuve apunta en una dirección, pero estoy
dispuesto a cambiar de opinión inmediatamente. Para eso sólo necesito que
alguien me muestre datos. Finalmente, este caso es muy interesante porque no
requiere un conocimiento específico, si ocurre basta con mirar las estadísticas
de nacimientos, ver que hay más partos en las fechas de Luna llena y ya está.
Si aprendemos un poco sobre cómo funciona la ciencia y como analizar datos
tendremos unas herramientas muy útiles a la hora de formarnos una opinión.
Bhaskar, realismo trascendental, mejor que el realismo crítico sino la ciencia también se convierte en dogma que sobre todo en ciencias sociales produce daños por falta de consciencia y como consecuencia faltos de ética, jugando a ser dioses.
ResponderEliminarQuería decir realismo crítico frente a positivismo...
ResponderEliminarY ahí entra la subjetividad,el conocimiento intuitivo, del que también procede el método científico que comprueba cosas en un ámbito de la realidad, pero que nunca abordará la realidad en toda su extensión. De modo que la realidad irreducible, a mi modo de ver, se presta, sin gurú ni guía a estar completamente abierta. Como dice Morín, navegar en un océano de incertidumbre a través de archipiélagos de certeza, es decir, hay vivir en la incertidumbre, zambullirse en ella sin ahogarse ni negarla.
ResponderEliminar"Todos estos mensajes tenían un nexo en común, nadie me explicó nunca de donde provenían" Y eso, ¿no se investiga? En serio, digo, no pseudocientificamente.
ResponderEliminarJajaja, muy bueno alejandro, vive, experimenta, no tengas tanto miedo, indaga en ti, después hablamos. Sueltate los pies, que mueres de realidad. Lee, mira un cuadro, siente una canción, viaja con la mente...sino morirás.
ResponderEliminarCriada por mi padre, de ciencias puras, profesor de la universidad en ingeniería, en su madurez, escritor, y ganador de premios literarios como el premio salamanca de novela, finalista el nadal, del planeta, del valladolid, del sevilla...incansable lector de ciencia, literatura y filósofía, creador independiente sin exponsor y por último loco o demencia frontal. Casada con una de las personas mas positivistas y con pensamiento escéptico que jamás has olido en tu corta vida, que saca la carrera de física cum lauden mientras recoge cebollas en el campo, en test de inteligencia no es medible su pensamiento abstracto, pero muy mediocre emocionalmente. Madre de un hijo diagnosticado de autista y subnormal con cuatro años al que jamás he considerado así,que me negué a etiquetarle contra viento y marea, al que he trabajado demasiado autoestima y emociones de motu propio y ahora contra todo pronóstico es sociable, extremadamente empático y felíz, con 7 años resuelve problemas de bachillerato, y es un fuera de serie que descoloca a sus profesoras. De que estás hablando???, yo soy mediocre, solo absorvo información, no tengo mas talento que leer e imaginar. Cállate, tienes mucho que aprender.
ResponderEliminarComentar que mi padre fue educado por un fuera de serie en su ámbito de la pedagogía, él nunca acudió a un colegio tradicional por decisión de mi abuelo, que era íntimo amigo de ortega y gasset, elitista y castrado por sus ideales socialistas, humilde de nacimiento y una historia personal muy dura, hijo natural, sin madre y hecho a sí mismo,con una formación filosófica y cultural envidiable, director de escuela, varios libros en su haber ,miembro de la generación del 27, ilustrisimo señor, frustrado moral, intelectual y emocionalmente por las consecuencias de una guerra civil. Educa a sus hijos en una extrema exigencia, de la cuál mi padre busca deshacerse a toda costa,y durante toda su vida,en una búsqueda sin freno logra alejase de su progenitor en crianza de sus hijos, pero no personalmente, envuelto en una relación de amor-odio.
ResponderEliminarCada cuál extrae sus conclusiones, subjetivas, sí, sólo puedo decir que del departamento de expresión gráfica de mi padre en la universidad, un porcentaje nada desdeñable sufre demencia o tiene hijos o nietos autistas, cada uno con sus circunstancias y todos diferentes.
Saca toda una historia subjetiva del contexto, y solo tendrás algo común, un hombre con demencia frontal y pet cerebrales perfectos, pero en el que buscan algún fallo genético, un marido de ciencias puras y un hijo con un error de diagnóstico. Así queréis contar la historia???.
Os pasa con todo...nada, continuad vuestro discurso...y sed felices, pero dejad a los demás, no queráis imponed vuestra limitada visión a los demás. Yo me zambullo en la «pseudociencia» con extremo cuidado de no ahogarme.
Pues entonces escribe la novela
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